Reflexión de Jorge Chávez NAVIDAD. CARPE DIEM.
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En medio de vertiginosos cambios que vemos con asombro y un alto grado de impotencia al tener clara noción que nada podemos hacer al respecto y que es inherente al ser humano que la única constante es que todo vive en permanente permutación. Nos invade la nostalgia por aquellas formas a las cuales nos acostumbramos en anteriores etapas de nuestras vidas sin darnos cuenta cabal que retrocedemos sin esfuerzo a una época para siempre acabada de nuestra existencia.
Gracias a un momentáneo resplandor de conciencia podemos concluir que en eso de los tiempos somos en nuestro presente el todo aquel del que nosotros no somos mas que una ínfima parte y en ese tenor encuentro la urgencia personal de vivir bien e intensamente sin lastimar a nadie, pero sin dejar pendientes afectivos. “Carpe Diem” es la exhortación para aprovechar el presente ante la constancia de la fugacidad del tiempo que a mi en lo personal se me carga mucho en estas épocas de navidad y fin de año.
Tengo la curiosa noción de que mis navidades de la infancia eran más lentas y duraban más. A mis seis o siete años el tiempo era grata y cautivadoramente inmenso, conforme avanzo en mi edad esa medida de nuestras vidas llamada tiempo y que se mide desde un segundo hasta un año con sus puntos intermedios como lo son las horas, los días, las semanas y los meses, repito, se me carga mucho en navidad al ver como crecen mis hijos y como inexorablemente cambio yo, ellos están conmigo en esta navidad, llegaron y yo ya estoy pensando en la dulzura próxima del retorno de ellos mismos.
Hoy 24 de diciembre por la mañana mis perras “Peaney” y “Tequila” ladran y mis hijos duermen después de un convivio con los primos que llamarón “Primosada”, un neologismo que alude a la posada de los primos Chávez en la que deliberadamente nos excluyeron a los adultos y nosotros como revancha hicimos otra reunión que ni siquiera le pusimos nombre, solo fue una reunión de los papás y los tíos. Hoy por la noche tendremos la cena de navidad, celebrando puntualmente el nacimiento de Jesucristo, tan olvidado en estos días en las celebraciones de fin de año, lidiando con esos cambios que pretenden sacarlo de la ecuación navideña con un simple “felices fiestas” y olvidando que el espíritu de las navidades es precisamente Jesucristo.
Y es justo en este momento de la narración que viene a mi la descarga inevitable de nostalgia al recordar como todos los años anteriores el 25 y 26 son días de partidas inevitables y despedidas obligadas. La gente que amamos se tiene que ir a sus rutinas porque la vida continua. Este momento al que yo llamo interregno emocional, ese espacio de tiempo en que están los seres queridos, pero en cualquier momento se irán y más se nos carga porque la noche del 24 estuvo llena de gratas emociones y fascinantes corrientes de electricidad en nuestra existencia por estar tan cálidamente cerca de los seres que amamos en esta vida tan corta.
Querido y dilecto lector, espero que disfrutes a plenitud esta avalancha de emociones y cariños que son la noche buena y después la Navidad en medio de tanta propaganda electoral. Que la andanada de noticias buenas y malas no te robe el placer de valorar la cercanía de los seres queridos en un tiempo que esta cargado de gratas emociones y que es asombrosamente fugaz.
Que esta noche pase por tu mente la idea del nacimiento en Belén de Jesucristo, que tu navidad no quede solamente en un simple “felices fiestas” y que encuentres razonablemente aportativo para tu vida esta celebración que tiene una gran capacidad de convocatoria para todas las familias en el mundo, a los que creen como a los que no creen. Feliz Navidad.
El tiempo hablará.
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