Opinión de Locuras Cuerdas... Maki Ortiz Senadora de la República, una vida de lucha y triunfos.
AGOSTO 31, 2024.
Nació el 23 de septiembre de 1962 en ciudad Juárez, Chihuahua. En 1983 ingresó con toda la ilusión que su juventud le permitía a la facultad de medicina del Tecnológico de Monterrey de donde se graduó en 1989.
Lucho 10 años contra un cáncer de mama en etapa tres que le llegó en una etapa exitosa de su vida política, era diputada federal de la legislatura 59 y feliz madre.
Desde que vio la mastografía supo a lo que se enfrentaría. Con gran estoicismo vislumbró dos tipos de padecimientos: estar enferma del cuerpo y estar enferma del alma, Maki determinó que ella solo estaría enferma del cuerpo y salvaría el alma como una clara especie de catarsis existencial, a partir del diagnóstico inexorable de cáncer escogió ser parte de la solución y no del problema.
Cada tres meses tenía que ir a revisarse, después cada seis y posteriormente cada año, todas las citas eran una agonía declarada pero había que asistir a todas.
Carlos Peña, su hijo, tenía nueve años y se convirtió en un testigo callado del agresivo tratamiento de su madre que implicaron tres cirugías, 16 quimioterapias y 30 radiaciones. Ella como madre, debió cargar no solo con el peso del tratamiento sino con la ansiedad de mantener a su hijo a flote en medio del procedimiento.
En algún momento la doctora Maki y su esposo Carlos intentaron mantener a su hijo ajeno a este padecimiento, pero él en su esencia infantil ya había escuchado detrás de las puertas, escondido entre las paredes y las cortinas y en cualquier rincón de la casa, al grado que en una ocasión el niño no pudo más con el peso de la enfermedad de su madre y estalló en llanto y le dijo:
-¡Mamá, te vas a morir!
Después de escuchar estas palabras de su hijo, Maki vio la dimensión de lo que tenía que hacer, convencer a su hijo que su enfermedad no necesariamente era una sentencia de muerte, que había que aplicar otra medicina quizá más potente que la quimioterapia, que era la unidad familiar y la dosis ideal era que en medio del cáncer, no ponerle condiciones a la felicidad.
Una vez sentadas las bases para enfrentar en familia este flagelo, tanto ella como su esposo y su hijo fueron más fuertes y unidos y salieron adelante y fue así como supo aterrizar la resiliencia en su vida y convertir los tiempos difíciles en tiempos vividos que aportaran enseñanza de vida y así llegó a la legislatura 62 del senado de la república en el 2012 en donde fue presidenta de la comisión de salud.
Y ya con una vitalidad derivada del ánimo crecido por haber vencido al cáncer, pudo sorprendentemente el 30 de septiembre de 2016 protestar como la primera mujer en ocupar el cargo de presidente municipal de Reynosa en 267 años de historia de esta ciudad y ser reelecta en el 2018.
Ayer jueves 29 de agosto la Doctora Maki Esther Ortiz Domínguez vuelve hacer Historia, pues logró por segunda ocasión rendir protesta como Senadora de la República, dando cumplimiento a su interés de trabajar por los mexicanos y apoyar los proyectos que transformen a Tamaulipas y a Reynosa.
Como Senadora de la Legislatura 66 para el período 2024-2030, Maki Ortiz refrendó su compromiso para cumplir con las propuestas hechas ante los tamaulipecos y que busca, beneficien a todos los mexicanos en salud, educación, desarrollo económico, justicia social y cada necesidad que ayude a mejorar el nivel de vida en el país.
Con propuestas claras, concretas y una vasta experiencia en gestión legislativa y de Gobierno como lo avala su curriculum la dos veces Alcaldesa de Reynosa, Regidora, ex Subsecretaria de Salud y también Senadora, apoyará la gestión de Gobierno de la futura Presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo.
Sin duda una protagonista indiscutible de la revolución de las mujeres en México y en Tamaulipas. El recinto de Insurgentes Norte y Paseo de la Reforma, en la Ciudad de México, fue escenario del compromiso adquirido en segunda ocasión por la Doctora Maki, quien emitió su voto para la elección de la nueva directiva de la Cámara Alta.
Una biografía admirable.
El tiempo hablará.
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