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Opinión de Jorge Chávez :La Guerra que no entenderemos “Hamas”.

La Guerra que no entenderemos “Hamas”.



Tuvimos un fin de semana agradable después de haber vivido la tarde del jueves la grata sensación de una lluvia que nos inundó algunos lugares de nuestro querido Matamoros; sentimos la incomodidad que una ciudad como la nuestra reciente cuando las inclemencias del tiempo nos hacen perder el control que tenemos de nuestro entorno debido a que el agua que nos invade es mucha. No es ajeno a las grandes ciudades como la Ciudad de México, Monterrey o incluso Dallas y Houston que también resienten este tipo de meteoros ocasionales.

Nuestro “gran problema” se convirtió en esperar a que el agua que nos inundó se fuera gradualmente y una vez despejadas las calles poder retomar nuestra rutina que nos permitiría recuperar el control parcialmente perdido. En lo personal me tocó hacer esa espera acompañado de tres amigos doctores especialistas, Arnoldo Aguirre, Manuel Barrientos y Ricardo Gómez. Estuvimos platicando largamente en un restaurante en lo que nuestro “gran problema” se resolvía.

Al mismo tiempo, cuando en Matamoros lidiamos con el “gran problema” de la mucha agua que nos había llegado, en otro lugar del mundo, en Israel, puntualmente en la parte norte del la Franja de Gaza se gestaba un ataque terrorista masivo, relámpago, colosal, mortal y extremadamente violento. Una acción cruel que solo pudo vislumbrar de lejos el Instituto de Seguridad Nacional de la Universidad de Tel-Aviv, el centro de pensamiento y estudio más importante de Israel, que no fue atendida con la prudencia y urgencia que la situación requería.

Mientras en México nuestros “grandes problemas” eran otros, en Israel muchos ciudadanos comunes e inocentes que en el azar del destino les tocó nacer en el medio oriente y vivir en esta zona de gran conflicto y que, el fin de semana del sábado 7 de octubre solo estaban en el devenir cotidiano de su vida sin saber que de forma abrupta la muerte irrumpiría en sus vidas por demás inexorable y sin la más mínima posibilidad de negociar o implorar un vestigio de misericordia.

La barbarie de otros seres humanos, quizá inédita e inesperada para todos los afectados, no les dio tiempo ni siquiera para suplicar piedad. El tiempo que en Matamoros tuvimos para holgadamente poder esperar a que nuestro “gran problema” desapareciera, las personas en Israel atacadas por las hordas terroristas de Hamas no lo tuvieron. Definitivamente concluyo que la guerra hace que las personas distingamos entre las cosas que importan y las que no.

Querido y dilecto lector, escribo las presentes líneas narrativas porque, a pesar de los 12,422 kilómetros que nos separan de Israel esta situación bélica que se presenta me agobia el corazón, no podemos desentendernos del dolor lejano que ocurre dentro de nuestro planeta. La respuesta de Benjamín Netanyahu, Primer ministro de Israel contra el pueblo palestino también es factor de agobio. Asesinará a muchos que su inmensa mayoría no se identifica con Hamas. El iluso que me habita se resiste a aceptar las palabras de Thomas Hobbes cuando afirmaba que “El hombre es el lobo del hombre”.

Ojalá que la ONU mueva instancias para que Elon Musk en su red social “X” así como Larry Page y Sergey Brin, dueños de Youtube y Google no permitan que se suban videos de los posibles sacrificios que Hamás ha amenazado que hará con las personas secuestradas. Tengamos cuidado de los perturbadores videos que podrán colarse y evitemos que entren en nuestros hogares.

Cuando veo en retrospectiva el fin de semana pasado, no queda más que revalorar mis percepciones de lo que es un problema de verdad.

El tiempo hablará.

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