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Opinión de Ernesto Parga Limón. PERCEPCIÓN O REALIDAD EN LA POLÍTICA.

Opinión de Ernesto Parga Limón. PERCEPCIÓN O REALIDAD EN LA POLÍTICA.



Por Ernesto Parga Limón

18 diciembre, 2023


Hace días fui etiquetado en un post que un amigo colgó en su muro y que hacía referencia a unas palabras atribuidas al padre de John F. Kennedy que aquí reproduzco textualmente:

“En política, la percepción puede ser tan importante como la realidad. Quizá más”

Voy en este artículo a intentar, tras una disección, desnudar la peligrosa y nociva idea que subyace en esta aparentemente inocua sucesión de palabras. Es justo decir que mi amigo es una buena persona, aunque muchas veces es, como en este caso, víctima inconsciente de posturas relativistas.

No sobra decir, además, que mi amigo se goza, un tanto ingenuamente, en denominarse pragmático y de manifestar que se adhiere entusiastamente a lo que hoy se denomina realpolitk que no es otra cosa, como le veremos aquí, que una versión moderna de “el fin justifica los medios”

Vamos a ello…

La frase en cuestión tiene un problema fundamental del que se derivan una serie de errores muy peligrosos.  Empecemos por entender que, en ninguna área, desde luego tampoco en la política, nada es más importante que la realidad en sí misma, de hecho, todo intento de entender la vida social y de mejorarla, importante y superior objetivo de toda política, debe partir de la comprensión de lo que la realidad es y no de la percepción que se tenga de la misma.

La frase de marras es lamentable porque invita a todo político a estar más atento a lo que la gente cree que la verdad es, que a la verdad misma.  El político asumirá entonces que, en lugar de cambiar la realidad de peor a mejor, le basta con crear una narrativa que genere percepción de mejora. El resto ya lo sabemos, ya lo sufrimos: una cantaleta de los gobernantes que no cesa y que es ajena totalmente a la realidad, que opera a base de machacar una idea falsa para pasarla por verdadera, para hacer creer a los ilusos y a los ingenuos que hay cambio de realidad, cuando solo lo hay en su percepción.

La frase es falsa, además, porque lleva a pensar que la realidad debe ajustarse a nuestra manera de actuar.  De John Locke el filósofo empirista inglés del siglo 17 es celebre su: “si la realidad no coincide con mis palabras peor para la realidad” Casi un credo para los gobernantes autócratas de nuestra América.

¿Qué es más fácil para el político, cambiar el mundo o cambiar la percepción que de él se tiene?

Lo primero requiere de trabajo, de ética y de sentido hondo de la responsabilidad, el segundo solo precisa de insistir, para eso existen los gurúes mercachifles de la mercadotecnia política, de machacar hasta convencer que el cambio se ha dado.

Lo primero requiere entender la política como servicio que nace del amor a la patria, a la humanidad, el segundo solo precisa de ego, de ver y malentender a la política como una vía de poder y de culto a la propia personalidad.  

Así nuestros políticos construyen una narrativa al margen de la verdad que aunque inicialmente solo es un instrumento de manipulación política termina por ser “su propia verdad”.

Sin embargo, dar la espalda a la verdad y construirse una realidad alterna no termina nunca bien, el que la hace la paga, a base de mentir se miente a si mismo, se convence a sí mismo y aquello que era una mera herramienta política para el tomar o mantener el poder, es ya para el político la nueva “realidad” en la que radica. Ahora cree su mentira, pierde piso, ahora el rey va desnudo, ha enfermado, padece del síndrome hybris; aquella locura del poder que los griegos asociaban con desmesura y que hoy la entendemos como es un trastorno que se caracteriza por generar un ego desmedido, un enfoque personal exagerado, lleno excentricidades y con nulo aprecio de las opiniones de los demás. Perfecta definición de mucho de nuestros políticos. Basta oírlos, basta verlos… viven ya en otro mundo.

Aquel que crea que la percepción y realidad son lo mismo, o que piense que, como sugiere la idea del padre de Kennedy, la percepción es más importante que la realidad misma, o que incluso crea que puede construir realidades alternas y su propia verdad, no solo está equivocado, sino que está, lo que es gravísimo, imposibilitado para propiciar un cambio y mejorar el mundo y su mundo, ya que toda mejora debe proceder de un auténtico conocimiento de la realidad per se.

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