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OPINION DE Locuras Cuerdas Publicado por Jorge Chávez. De visita en el Congreso de Tamaulipas.

De visita en el Congreso de Tamaulipas. En la escuela de comunicación de la UANL aprendí ciertas teorías que en su momento me parecían insulsas, pero con el devenir del tiempo y empapado sobradamente por el empirismo desbordante que me cautiva la existencia las he acomodado puntualmente dentro de mi vida profesional.

Hoy puedo decir que el lenguaje es base y herramienta esencial del trabajo legislativo; lo es quizá, en mayor medida del diputado o diputada que, con el uso de la palabra, tiene la intencionalidad de transmitir significados válidos y persuasivos. Asumo que ser parte de cualquier legislatura cumple una elevada función social, porque quienes la conforman están delineados para influir en las acciones de las masas. Pero el lenguaje también son ellos, su forma de comunicarse en la vida cotidiana. El fin de semana pasado tuve la oportunidad de visitar el edificio donde se alberga el Congreso del Estado de Tamaulipas en la ciudad capital Victoria. Fue grato para mi comportarme como niño en navidad después de recibir sus regalos; ratifico que estoy muy complacido de no perder mi capacidad de asombro ante el hecho mismo de conocer el lugar donde se tejen las leyes que pretenden dar gobernabilidad a nuestro Estado. Después de algunas labores arduas y prolongadas dentro del edificio legislativo terminamos exhaustos y como trabajar demasiado no es siempre una virtud nos fuimos al restaurante “Don Jorge” a degustar el pan y la sal, amén de una buena charla condimentada de sabrosas anécdotas y datos auténticos de la historia contemporánea de nuestro querido Tamaulipas. Tuve la satisfacción de convivir con tres personas que son parte de la legislatura sesenta y cinco en número cardinal y sexagésima quinta en número ordinal; ellos son la diputada por el quinto distrito de Reynosa, Magaly Deandar, y los diputados por el noveno y doceavo, Elifa Gómez e Isidro Vargas respectivamente. La presente puede considerarse una deliberada apología a las personas parlamentarias mencionadas pues debo puntualizar que su trato fue delicado y deferente para todos los comensales. Con comentarios que respetan la inteligencia de quienes escuchábamos atentamente las disertaciones nocturnas, teniendo por testigo un delicioso Carpaccio de Betabel acompañados por unos volcanes de sirloin. Puedo afirmar sin temor a equivocarme que el lenguaje de los tres fue su personalidad pues nos contaron que así como Helena se regocijó cuando Menelao invadió Troya para rescatarla lo mismo sintieron cuando el gobernador Américo ganó por encima de su oponente panista. Derrochaban satisfacción por esa victoria pasada que la consideran de todos, después de haber experimentado la rijosidad parlamentaria de sus compañeros azules y la intimidación política del exgobernador en medio de un momento histórico que pronosticaba su triunfo como partido y de un oponente que se resistía a dejar la batuta en el Estado que quizá jamás debió haber gobernado. Ni Magaly, ni Isidro, ni Elifa buscan migajas de anuencia y aprobación. Lo que hay que hacer se hace para beneficio del buen trabajo legislativo y de la gobernabilidad que cada administración debe tener. Conocer y acercarse a unos diputados genera expectativas por estar al tanto de toda su esencia existencial y humana, al mismo tiempo ver la dimensión de qué personas son los encargados de legislar y hacer las leyes para este terruño que nos tocó vivir. Al escucharlos en esta plática amena, iba perfilando cada una de sus opiniones, que exponían con aire acentuadamente polémico y no exento de humor. Esa noche propusieron y promulgaron ingenio y generosidad en su trato. Los tres saben disertar con agrado sobre toda propuesta legislativa y se unen frente a enemigos de talla gladiadora que eventualmente pudiera inspirarles cierto temor, sin embargo, no se arredran frente a nada, más bien parece que toman una actitud de insecticida para hacer lo conducente. Me queda claro que para un diputado la exageración es el análisis, la exageración es el microscopio, es la balanza de precisión, sensible a lo inefable, matizado con una necesidad imperiosa de protagonismo y una sed fisiológica de cosas dramáticas, si no, no figuras. Los vi llenos de alegría de andar y pausar por el mundo legislativo en Tamaulipas. Pude ver de cerca el candor, la sagacidad, la gestación de ideas en sus mentes que después aterrizan en el pleno del congreso frente a sus iguales y con el enorme compromiso de la representación del pueblo. Hoy en la legislatura actual les ha tocado vivir emociones que quedarán para el anecdotario futuro. Me quedo con los ojos grises que a veces me parecieron verde turquesa de Magaly, con la sonrisa traviesa de Elifa y con la generosidad e inteligencia de Isidro. Si la generalidad de los diputados fuera del mismo calado legislativo que estos tres, el congreso sería una poesía parlamentaria. Gracias por su calidez de anfitriones.

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