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Locuras CuerdasPublicado por Jorge Chávez. ¿Por qué me llamo Nelson? Historias de Matamoros II.

Publicado por Jorge Chávez · ·

¿Por qué me llamo Nelson? Historias de Matamoros II.



Muchos años después de haberse instalado en el poblado Control, cuando ya se habían adaptado a la vida en el ejido, Don Cuco, el abuelo materno de Nelson, falleció en su labor de velador al caer de unas escaleras.

Por otro lado, en aras de conocer la esencia humana de cada quien siempre me persigue la pregunta de por qué alguien se llama como se llama, y este planteamiento no excluye a nuestro querido paisano Nelson Terán quien lleva ese apelativo gracias a las leyes secretas en las grandes relaciones de la existencia. La razón de su nombre es la siguiente.

Muchos años antes de que Nelson naciera, a las fiestas del pueblo de Cuautzingo, Estado de México tierra de su padre Don Manuel Terán, llegó un tipo residente de Los Ángeles, California, una persona muy extravagante con indumentaria de pachuco tipo Tin Tan quien por su evidente diferencia con los oriundos del lugar causo indigestión en el ánimo de la gente y algunos fraguaron y concretaron la idea de golpearlo.

El susodicho pachuco salió león rasurado, supo defenderse de los vándalos del pueblo de tal forma que entre seis no pudieron con él, y ya en el paroxismo de la desesperación salió la mano de Pedro el peleonero, un mal bicho y una monstruosidad repugnante con un cuchillo que tenía toda la intensión de ser clavado en la humanidad del forastero, esa mano la detuvo el entonces joven Manuel Terán, salvando así al pachuco de una herida sangrienta, pero dejando al aire una amenaza de venganza de Pedro contra el propio Manuel por haber defendido al pachuco.

Manuel sabia que ese tal Pedro representaba con todo lujo de detalles, con todos los colores de la histeria, a esa clase de hombre enfadoso y perpetuamente amargado que buscaba tontamente no quien se la hizo sino quien se la pague.

Se fue a su casa y le dijo a Doña Ismaela, su madre, casada en segundas nupcias con Don Justiniano su padre:

-Mamá, Pedro me amenazó, por favor si viene dígale que ya no vivo aquí.

Al día siguiente tocaron a la puerta, el joven Manuel no quería que Doña Ismaela abriera la puerta, pero ella suponía que su hijo estaba exagerando y al abrir la puerta vio a un hombre vestido de pachuco a quien amablemente le preguntó:

-Qué se le ofrece.

El tipo con un evidente aire de profundo agradecimiento le dijo:

-Señora me dijeron que aquí vive el joven que anoche me defendió y solo vengo a darle las gracias.

Doña Ismaela llamó a su hijo quien seguía negado a salir y que finalmente se asomó a la puerta todavía con temor y preocupación por las amenazas recibidas.

El forastero soltó palabras de auténtico y sincero agradecimiento:

-Me voy muy decepcionado del pueblo, me habían venido tratando muy mal y lo de anoche fue la cereza en el pastel, me da mucha pena pero ya no pienso regresar y solo vengo a darte las gracias y a ver si con las vueltas de la vida nos llegamos a topar en mejores condiciones.

Una vez dicha estas palabras se dio la vuelta para irse pero solo dio tres pasos y giró sobre su propio cuerpo y le preguntó:

-A propósito, ¿Cómo te llamas?

-Me llamo Manuel.

-Cuando tenga un hijo le voy a poner Manuel.

-Y tú, ¿Cómo te llamas?

-Yo me llamo Nelson.

El joven Manuel, más por compromiso de reciprocidad que de autentico planteamiento se la regresó:

-Cuando yo tenga un hijo le voy a poner Nelson.

Querido y dilecto lector, la verdad es que a Don Manuel con el paso de los años por poco se le olvida este compromiso, pues cumplió su palabra con el menor de sus hijos cuando camino al registro civil le preguntaron que cómo se iba a llamar, y fue cuando una chispa de añoranza que viajo en el tiempo desde San Gregorio Cuautzingo, Estado de México se acordó de aquel hombre llamado Nelson.

Una vez dentro de la oficina del Registro Civil en Matamoros cuando el secretario de la delegación le pregunto ¿Cómo se va a llamar su hijo? Don Manuel no dudo ni una pizca y muy orondo dijo:

-Se va a llamar Nelson Juvenal.

Y así llegó a este mundo el menor de la familia Terán Martínez; Don Manuel cumplió su palabra y el Poblado Control recibió a un bebe que con el paso del tiempo le daría lustre por medio de la troba a este ejido enclavado en la frontera tamaulipeca.

El tiempo hablará.

Esta Historia continuará.

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