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Historias de locuras cuerdas Carlos Bremer Gutiérrez. El Tiburón II.

Carlos Bremer Gutiérrez. El Tiburón II.

Jorge Chávez



En la página 208 de su libro “Matamoros, historia de una ciudad Heroica, Leal e Invicta en la frontera y noreste de México” el historiador Octavio Herrera en un segmento titulado “Directorio mercantil de la época” menciona que “Los farmacéuticos se promovían en las siguientes firmas: Atanacio Saavedra, Carlos Brayda, Eduardo Breme” (sic) en alusión al abuelo de Carlos Bremer que estuvo en Matamoros y que se llevó su capital de inversionista a Monterrey, no sin antes vender la “Botica del León” en la 8 y González al ex alcalde de nuestra ciudad doctor Miguel Barragán que gracias a su cercanía con Porfirio Díaz pudo traer a Matamoros la energía eléctrica y el ferrocarril y quien es bisabuelo por la línea materna del matamorense Federico Rivera Izaguirre.

Volvamos al tema original después de esta pequeña digresión. No debemos olvidar que en Monterrey, el papá de Carlos tenía “Deportes Bremer” una tienda a lado de el periódico El Norte que hacia los uniformes a los equipos de fútbol y beisbol de la ciudad. Carlos trabajaba con su papá en las vacaciones de verano y al revisar las cuentas del negocio su mente numérica lo llevaba a ver lo que su padre no veía.

Al 100% de la producción con 60 costureras les hacía los uniformes a 50 equipos de beisbol y solo les cobraba a dos. Entonces el hijo le dice al padre con cierta irreverencia:

-Papá estas mal de la cabeza, así no vamos a salir nunca.

-Es que son los únicos dos que me lo pueden pagar y para mí es muy importante apoyar a los otros.

-Pues si papá, pero les pones choclo grande en sus tenis deportivos, eso nos cuesta más.

Entonces Don Guillermo Bremer con un aire de certeza filantrópica le respondió:

- Mira Carlos, tú sabes que el choclo es la suela que les sirve para protegerlos de la humedad y del lodo, la mayoría de ellos es el calzado que usan toda la semana para ir a la escuela.

Esta acción de su papá marcó para toda la vida a Carlos Bremer al grado que desarrolló en él un espíritu altruista para apoyar al talento deportivo y académico en las clases sociales de poca solvencia.

En los albores de su vida como profesionista financiero Carlos Bremer decía: “Yo te garantizo que de cada diez visitas a clientes potenciales, mínimo tres o cuatro te van a decir que sí”.

Con este ímpetu a sus 19 años le ofrecieron ser jefe de ventas de Banpaís frente a empleados de 40, 50 y hasta 60 años que cuando estuvo frente a ellos le preguntaron sobre su lista de clientes, Bremer con sobrada seguridad puso un directorio telefónico en la mesa de juntas y les dijo:

-Aquí esta la lista de clientes.

Había sido siempre empleado mercantil y en 1993, en la peor crisis financiera de la historia de México ingresó al Grupo Financiero Value de Don Pablo e Israel Brener, ambos hijos de León Brener, un inmigrante lituano de origen judío; cabe señalar que estos hermanos siempre hicieron los negocios juntos, desde que retomaron la vocación ganadera de la familia para hacerse introductores de ganado, luego dueños de rastros y al final propietarios de la empresa que les dio el levantón definitivo: la empacadora de cárnicos FUD.

En realidad, los Brener vivieron más tiempo de las salchichas y el jamón que de las altas finanzas. Sin embargo, el mundo tiende más a recordar su segunda vida, cuando vendieron FUD a Grupo Alfa en 1980, y se dedicaron a comprar y vender empresas.

Al unirse con los Brener en Value, Bremer comenzó a darle valor a esta empresa financiera quienes en su momento estaban muy emproblemados y de estar ranqueada a nivel nacional como la empresa número 37 logro subirla a ser la tercera. En 1994 el director administrativo de Value advirtió a Carlos Bremer que solo quedaba dinero para dos quincenas, en este breve periodo de tiempo trabajo día y noche con estrategias financieras y sacó adelante la empresa.

Ya en 1999 se da cuenta que existía un fideicomiso FODEPAR – CIMA del gobierno federal, creado con el propósito de apoyar a los mejores atletas mexicanos para con ello pudieran alcanzar resultados de calidad mundial pero solo alcanzaba para 50 deportistas. Es cuando crea junto con el gobierno del Estado otro fideicomiso de nombre ESCALA para apoyar a los deportistas de Nuevo León.

“Iniciamos con siete, ocho atletas; después, vimos otros muy buenos que nadie los apoyaba y subimos a 20 y de ahí a 40. Y eso le causó mucha presión a las autoridades, porque empezamos a tener ya deportistas de gran nivel que participaron en los Juegos Olímpicos de 2008, en Beijing”

Por esta razón el Comité Olímpico Mexicano entregó en el 2021, por primera vez en la historia, a Carlos Bremer, la presea “Premio al Valor Olímpico”.

Esta historia continuará.

El tiempo hablará.

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